27 mayo 2009

Humanos


Humanos.

No puedes vivir sin ellos.
No puedes morir sin ellos.

Esta es mi tumba, humano. No me destruyas mientras duermo.

15 mayo 2009

No me falles

No, no lo sabes, pero...
Vas a salvarme la vida, mañana.

Por favor...

No me falles.

09 mayo 2009

Vivir para ver

Tuve un pensamiento jodidamente nuevo:

Pensé que morir hoy sería una tragedia.


06 mayo 2009

Desde dentro


Puedo ser como tú.

Soy capaz de vivir. Soy capaz de sentir.

Aunque nunca más salga de aquí.

Porque todo está dentro de uno mismo.

Aunque nunca más salga de aquí.

Soy capaz de sentir. Soy capaz de vivir.

Puedo ser como tú.


26 abril 2008

Sueño Lúcido

Anoche tuve un sueño lúcido. No, no me es algo habitual.

Cuando fui consiente de que estaba soñando, observé que me encontraba dentro de una habitación cerrada. Ésta era amplia, pero oscura, sin puertas ni ventanas, sin muebles.

En mitad de la habitación, tumbado en el suelo, un pequeño animal se desperezaba. Lo observé de cerca: Tenía forma entre polluelo y conejo, cubierto de un denso pelaje amarillo; no tenía pico ni boca. Su movimiento intentaba ser natural, pero temblaba, se desdibujaba, se aceleraba...

No hallé nada más en aquel lugar que pudiera observar.

La situación era por tanto propicia. Era el momento de realizar aquel experimento que desde hacía tiempo tenía pendiente:

Invocar a mi subconsciente.

Y así fue que, desterrando a aquella mascota de mi sueño, me erguí en aquella habitación oscura y, con una voz que intentó ser clara y serena, llamé a mi subconsciente pronunciando su nombre:

"Zarith!"

En ese momento, una inmediata conmoción atravesó la habitación, atormentando todos mis sentidos. Le siguió un alarmante momento de silencio disruptivo, en el que pude percibir un brillo reflejado en un espejo de pared que siempre había estado allí.

Lo que pude vislumbrar en aquel espejo fue suficiente...

Algo terrible venía a por mí.


29 noviembre 2008

Sueños

Todo lo que quise... con el tiempo ha muerto.

Pero no pudieron robarme mis sueños.

Por eso ahora, a veces, soy feliz.

Soy feliz cuando duermo.



08 noviembre 2008

Trauma

Me gustaría hablar contigo. Contártelo.

Pero ni siquiera existes.

14 octubre 2008

Un día como hoy

Creo que moriré

un día como hoy.

19 abril 2008

Vacío

Me preguntaba si es posible añorar algo que nunca se ha vivido.


Ahora sé que aquello que nunca tuve es lo único que echaré de menos.


11 marzo 2008

Dulces sueños




Anoche soñé contigo...




No quieras saberlo.

24 febrero 2008

Casi Libre


Libre del bien.
Libre del mal.
Libre del mundo.

Sólo soy esclava de mí misma.

Soy... Caótica neutral.

26 mayo 2007

Hacia la superficie

Y en un último impulso sin aliento, mis manos doloridas quebraron la madera podrida, escarbaron en tierra apelmazada, abriendo al fin un camino hacia la superficie.

Como en un parto maldito, a la luz siniestra de la luna santa surgió de la tierra mi sucio cuerpo retorcido. Apoyando las manos de uñas rotas en el fango, elevé a la noche mi rostro de larga melena enmarañada, empapado en sangre y llanto y barro. Y cuando el cruel viento de la superficie hirió mi piel maldita, elevé un grito miserable exhalando fuera de mí la muerte.Volveré a caminar entre los vivos, si bien guardad temor en las futuras noches, pues al girar la cabeza en vuestro lecho podríais creer ver a vuestro lado... una sucia melena enmarañada.

30 abril 2007

Magia

Descubrí que podía volverme invisible.

Ahora no me ves...

11 marzo 2007

Yo soy...


Yo soy quien hunde los destinos.

Soy el declive regalado, peste de la alegría, gangrena en la inocencia.

Arrasé los caminos derrotando ilusiones,
sellando las miradas de los vivos.

Donde piso la tierra se corrompe.
¡A mi paso La Muerte se estremece!
No seré yo quien hunda el destino de otros,
si acaso el mío es el que más lo merece.

Denme sólo una sombra donde sepultarme.

25 febrero 2007

Los Vivos

Codicio vuestra carne,
envidio vuestro aliento, vuestros pasos.

Inútil polvo muerto...
Odio no tener vida para odiaros.


24 febrero 2007

Sábado


Dirías que los sábados son terribles, ¿verdad?

Pero nadie te estará escuchando.

30 diciembre 2006

Devastada

A tientas, caminaba por aquella tierra devastada, mirando el suelo seco, negro, despoblado. Allá arriba, nubes densas, oscuras, pero no de tormenta, ocultaban cualquier luz exterior. El aire, turbio, irrespirable, ensuciaba su rostro.

Sus ásperas ropas, que apenas unas horas antes eran claras y hermosas, caían ahora sucias y rasgadas sobre su afectado cuerpo. Su rostro, paralizado, deformado por el horror, miraba al frente sin ver nada.

Con sus pies descalzos avanzó sobre cenizas aún calientes. Sus brazos colgaban inertes a los costados, dejando caer tiras de piel rasgada sobre sus manos de uñas rojas.

Sin gesticular palabra, gritaba, gritaba en silencio hacia la nada; sin entender, sin saber, sin comprender qué había ocurrido, qué había cambiado de repente en aquella luminosa y espléndida mañana.

Alzó las manos, y clavó las uñas en su rostro hasta gritar de dolor, intentando así conocer al menos un motivo de su sufrimiento. Pero el horror real no estaba en sus manos. El auténtico horror no podía ser cambiado.

Cansada de gritar, agotada, se dejó caer al suelo, lentamente. Una ligera lluvia de ceniza caía desde el oscuro cielo, tiñendo más aún el paisaje de negro.

Y allí, sentada en mitad de la nada, sus ojos brillaron una vez mas. Y en silencio, simplemente esperó. Porque, pensó, todo horror en algún momento acaba.

Las cenizas fueron cayendo despacio sobre ella, oscureciéndola poco a poco, confundiendo su cuerpo con la nada, en aquella extensa tierra devastada, mientras ella, en silencio, sonreía.

29 noviembre 2006

Nudos en la línea de la vida

Aquella noche, sentada en silencio, se miraba las manos con cierto aire distraído.

"Examina la línea de tu vida" - meditaba. "Observa cómo avanza por tu piel, recta, desdeñosa, arrogante".
¿Está ya todo escrito? ¿Acaso el porvenir caótico no podría alcanzar también a su suerte?

Cerró los ojos, adentrándose en la oscuridad secreta de sí misma.
Se vio quebrando aquel recto camino dibujado en sus manos. Imaginó un nudo en ese eterno surco, jugando a sentirlo vencido. Vencido por un giro inesperado de su vientre.

Acogió cálida la imagen, fascinada por la respuesta de su propio ser al imposible ensueño, aquel confuso espejismo de dulce reflejo que esta vez, liberada de lo real, sí exploró.

Finalmente despertó, perezosa. Sus manos esperaban, insistentes, mostrando la línea de la vida.
Aquella línea recta, desdeñosa, arrogante, del porvenir.

25 octubre 2006

Mírame


¿Me reconoces? Mírame.

Mis ojos también brillan esta noche.
Sin embargo, no hay lágrimas.

El silencio no oscurece mi rostro como antes, ni la luz daña mi mirada.
De nuevo sentirás temblar mi cuerpo, pero sólo al tocarme.
Y no por desconsuelo gemiré a tu lado cuando esté acostada.

En realidad nada ha cambiado, y todo es diferente.

Acaso es... felicidad.

23 agosto 2006

La Ciudad Móvil

Visité la Ciudad Móvil. Es un lugar curioso.

El ambiente allí está envuelto en un casi imperceptible pero continuo movimiento oscilante. El asfalto se eleva lentamente para bajar de nuevo, generando leves ondas a lo largo de las avenidas. Los altos edificios de la zona comercial se mecen suavemente, atrayéndose entre ellos en una perpetua danza monumental.
Incluso allá arriba, en el cielo, las escasas nubes de esta época del año parecen unirse al leve baile común que domina todo.


Caminar por la zona peatonal no es sencillo para los extraños que estamos acostumbrados a pisar suelo firme.

Paseé por aquellas aceras, observando con curiosidad a los peatones que se cruzaban en mi torpe camino. Comprendí cómo estas gentes formaban parte del eterno pulso de la ciudad, meciéndose en sus ondas sin apenas percibirlas. Uno de ellos me habló en el idioma local. Su melódica voz llegó a mis oídos en una onda armónica de sentido perdido. Sonreí cortésmente y me alejé, preguntándome si mi voz podría algún día ser tan hermosa.

Es un lugar curioso, la Ciudad Móvil.

19 agosto 2006

Haiku

No conectado.
Ningún mensaje nuevo
cada verano.

10 agosto 2006

El juicio ilógico paradójico

Plantéalo como un enigma. Utiliza el método matemático, la solución está ahí. Establece las hipótesis, sabes hacerlo. Ahora desarrolla.

Contradicción.

No desesperes. Vuelve a intentarlo, cambia la perspectiva, revisa el análisis. Desarrolla.

Contradicción. El razonamiento es incorrecto.

¿Cuál es la conclusión lógica verdadera de tus razonamientos lógicos falsos?

Por supuesto... Abre los ojos.

03 agosto 2006

Oscuridad súbita

Se ha ido la luz.

Ahora mismo, de repente, dejando la habitación en la que me encuentro súbitamente a oscuras.

Resignada, dejo caer el bolígrafo sobre el cuaderno en el que estaba escribiendo. Compruebo el interruptor de la lamparilla de mesa: No funciona.

Intento observar a mi alrededor. La oscuridad es completa, imposible ver nada. Me levanto despacio, para dirigirme a tientas a la ventana. Abro los cristales, dejándome envolver por la brisa nocturna. Sin embargo, la oscuridad en el exterior también es completa. Algo va mal.

Regreso intranquila hacia la mesa, intentando recordar dónde guardaba aquella linterna. Rebuscando en uno de los cajones, mis manos localizan finalmente el aparato. Lo enciendo. Nada. No funciona. Tampoco funciona.

La oscuridad empieza a envolverme, estresándome por momentos. Con urgencia, recuerdo dónde quedó aquel mechero que usaba para encender incienso. Revuelvo la estantería apresuradamente, buscándolo con mis manos ciegas. Algo cae al suelo, rompiéndose en mil fragmentos. No importa: Encontré el mechero.

Nerviosa, casi desesperada, consigo encenderlo. Oigo la chispa, siento al fin el calor del fuego. Pero algo va mal.

No veo la llama.

Cae el mechero al suelo, olvidado, mientras llevo las manos a mi rostro muerto, comprendiendo.

28 julio 2006

Gris y Blanco

No vengo de ningún sitio, ni es mi intención aburrirles con detalladas explicaciones. Les daré, sin embargo, algunas imágenes funestas.



El almuerzo fue recurrentemente insulso, apurando la hora de descanso frente a la máquina de sandwiches. Aquel artefacto, sin prestarse a devolver cambio, vomitó en mis manos un triángulo pestilente. Los asientos corridos del comedor se encontraban completos, como siempre, por lo que asumí la habitual práctica de engullir rápidamente aquella ración, de pie, cerca del único ventanuco en aquel semisótano.


Diez años más que yo, una vida perdida, la pena en el rostro, un grasiento bocadillo en papel metálico en su regazo. Un operario que parece haber pasado dos vidas en este cuarto.

¿Nos dijimos algo al cruzar nuestras miradas? Sin duda, pero me aterroriza pensarlo... Es dolorosamente profético. Un pensamiento atroz.


Al día siguiente volvería a verle, sin sentir compasión alguna por su destino.


-

Varias horas después, acaba la jornada. El sol caníbal amenaza sobre los edificios de hormigón. Refugiándose a la sombra de sucias paredes, algunos técnicos apuran sus tareas. Más allá, un semáforo en rojo paraliza la calle.

El atasco encuentra su momento álgido. A mis oídos llegan voces estresadas. Maniobrando sobre su utilitario, alguien intenta adelantarme, sin éxito.

Y esto es todo lo que ocurre. Son las siete de la tarde. Sólo lágrimas de agua amarga.


Es verano. El mundo es gris y blanco. No siento nada.


21 julio 2006

Prípiat


-No entiendo la obsesión que tienes con ese lugar. No hay nada allí para ti.

-Sin embargo, quiero ir. ¿Lo entiendes?

-¿Pero por qué razón? ¡Esa ciudad está muerta! No hallarás nada allí, créeme. En aquel lugar... el tiempo simplemente dejó de existir. ¿Qué esperas encontrar? Ya no vive nadie allí. Tan sólo verás calles vacías... avenidas de arboles muertos, edificios viejos. ¿Fantasmas? Sólo encontrarás abandono y silencio. ¿Alguna vez has oído el silencio de una ciudad muerta? Allí no hay espacio para la vida. ¿Qué harías tú allí?

-Iría allí a morir.

19 julio 2006

Hechizada


Camina desnuda por la pequeña estancia, reflejando su cuerpo en espejos silenciosos. La habitación, sombría y cálida, la envuelve con aroma de jazmín y azahar.
Sobre la cómoda, cuidadosamente doblado, encuentra su vestido de azabache y ámbar. Con cuidado extremo lo recoge, para dejarlo caer sobre su piel perfumada. Ajustando apenas una lazada, se observa en el espejo finalmente bella.

La noche se ilumina, hechizada, bajo una luna blanca. La música impregna el ambiente. Ella baila, embriagada y alegre, hermosa y deseada, siguiendo melodías eternas que nadie más oirá.

Soñando la música que oye, imaginando la noche estrellada, ella baila descalza por la pequeña estancia. La habitación, sombría y cálida, la envuelve con aroma de jazmín y azahar.


A la mañana, su vestido azabache y ámbar reposará, cuidadosamente doblado, sobre la cómoda.

13 julio 2006

Susurro


La profunda noche de verano me descubre.

Me revuelvo inquieta sobre el colchón quejicoso, en una sofocada duermevela a duras penas reparadora. Mis ojos se abren, de nuevo, al calor abrasador de la habitación oscura.

En mi mesilla, el brillante parpadeo del despertador programado presume amenazante. Los malditos puntos burlones malgastan segundo a segundo el tiempo en esta vela innecesaria, acercando su paso a otra triste mañana.

Observo sin ver las paredes borrosas; un poco más allá, el cielo nocturno, feo, apenas reflejado en las sucias ventanas de los pisos de enfrente.
A mis oídos llega el ruidoso silencio nocturno: el rumor de carretera, mil chasquidos, ecos de voces apagadas. Me pregunto cuántas personas escuchan conmigo la noche.

Agotada, procurando olvidar el mundo, me sumerjo otra vez en la almohada, abrazándola como a un amante. Y entonces... casi en un suspiro olvidado, sobre ella mis labios susurran tu nombre.

Ignorante del vacío que responde a mi llamada, ligeramente confundida en el ensueño, me duermo tranquila y arropada, mientras el eco de mi voz viaja, olvidado, llegando quizá a los oídos de aquellos que escuchan la noche.

11 julio 2006

La paz no estará contigo esta noche

En la absoluta oscuridad de ti mismo se ha encendido una luz nauseabunda: Es tu propio reflejo, distorsionado y pervertido por la visión equívoca de tus ojos en blanco, que en un vano intento de contemplarte tal como eres no ven belleza alguna en tu interior, sino solamente vísceras y carne y sangre. ¿Eres tú ese horror?

Huyes, pero descubres desesperado que aquel intento de luz horrenda te persigue. ¡¿Acaso creíste que podrías escapar de ti mismo?! No... Estás destinado a ser la luz miserable de tu propia condena. Pero sigues corriendo, centrando tu objetivo en la fatal oscuridad sobre la que te vuelcas desesperado, alumbrándola con tu miseria al derrumbarte sobre ella, una vez, y otra, para levantarte herido y seguir corriendo a ciegas, arrasándote a ti mismo en tu demoledor paso, sin fin, hacia la nada.

Agotado, caes de repente, herido, dolido, extenuado. Te inunda el sueño, tu luz se calma a la vista de nadie, la noche avanza. Duermes.

Al amanecer, la luz de la vida despejará tu suerte, y tu propio grotesco ser se erguirá purificado, cálido y claro, afrontando un día más bajo la luz de la mañana; mostrando, apenas, algunas cicatrices fruto de la noche pasada.

Descansa.

15 mayo 2006

Sobre el destino o sobre la muerte

El tiempo ha vuelto a pasar de largo. ¿Se nota el cambio en nuestras vidas? Claro que sí.

Se llama madurez. Es el lento proceso que nos hace sentir cada vez menos perdidos. Cuando por fin nos encontremos, dicen, llegará la muerte.

Pero todavía está lejos, ¿verdad? No hay que preocuparse. Mayormente porque esto no conllevaría ninguna ventaja. Hay luces tan brillantes que ciegan a los ojos. La Visión Verdadera de la Muerte es una de ellas. Por eso se nos ha concedido la gracia de poder hablar de ella sin sentirla, de poder aludirla sin conocerla. Después de todo, hemos aprendido a convivir con esa sombra que nos acecha a todos en el rabillo del ojo desde el momento en que nacemos.

Hemos visto la muerte en los demás, incluso algunos de nosotros la han sentido cercana en su cuerpo. Pero no es la misma muerte, la real, la auténtica muerte que a todos nos llega una sola vez, y que graciosamente la mayoría de nosotros ni siquiera la percibiremos, ocupados como estaremos en sentir nuestra propia agonía o, quien sabe, durmiendo plácidamente, o quizá en pleno éxtasis carnal.

La muerte auténtica rara vez se siente, y en cualquier caso, sólo se da una vez en la vida.
El resto de muertes que conocemos son sólo vagas aproximaciones que, por mucho que nos asusten, no son ni una fracción de la terrible realidad de la Suma Inexistencia.

Pero no nos pongamos agoreros, no es mi intención. Hablábamos de la madurez.
Ah... Cada vez que pasa un año de mi vida me planteo observar mis huellas en el tiempo, y mirando hacia el futuro intentar adivinar a dónde me dirigen. Quizá algunos de vosotros creáis dirigir vuestro propio destino. Quizá sea verdad, después de todo.
Pero no, no es mi caso. Yo me limito a intentar vaticinarlo.

Mis pasos han sido, son, y -aventuro- serán, azarosos, erráticos. Alegremente me han llevado a descubrir nuevos paisajes hermosos, o rencorosamente me han devuelto al punto de partida: con el cuerpo dolorido, los zapatos desgastados y el ánimo roto.

Pero así es la vida, pocos de nosotros son los que verdaderamente la controlan. Mi sospecha es que en esos casos el azar ha jugado a su favor. En un muestreo de seis mil millones de personas, caben los extremos; tanto los de máxima fortuna, como los de injusto y desafortunado mal fario.

Me dirijo pues, ciega pero ignorantemente tranquila, al siguiente hito de mi destino.

Haiku

En mi reflejo
unos ojos me miran;
tengo miedo.

06 enero 2006

Evitando los bucles vitales

A menudo el principal problema es comprender que no existe el problema.

Gracias por el consejo.

30 abril 2005

Y un buen día, despertamos

Afortunadamente, la humanidad siempre seguirá contando el tiempo, aunque algunos de nosotros nos hayamos despistado largamente, oteando sin más el infinito de cada momento vivido.

Durante dos años, nada menos, he estado perdida en un mundo de imposibilidad infinitesimal que ha sido erigido de entre todos los mundos de hecho imposibles.

Éste es mi mundo, creo que es el mismo que el tuyo, ¿no es curioso? Pero no me conoces, ni yo a ti, a pesar de tantas coincidencias: Contra todo pronóstico, compartimos las leyes de la física, compartimos las dimensiones reales y las irreales. Compartimos un periodo semejante del casi eterno espacio tiempo. Compartimos una parecida configuración de materia y energía.

Mantenemos una sensata compatibilidad genética, un fenotipo reciprocramente reconocible, una sorprendente cualidad que coincidimos en llamar conciencia, un puñado de métodos bidireccionales de comunicación, e incluso utilizamos el mismo tipo de herramienta para cortarnos las uñas.

Sin embargo, no nos conocemos.

Zarith ha despertado de un largo sueño. Encantada de conocerte. La temperatura ambiente es de 21º, la humedad relativa del aire es del 90%. En este punto del globo hace un día soleado. Les deseamos a ustedes una grata estancia.

30 abril 2003

Un principio que no fue tal

Si el conocimiento se encontrara en los medios, sobraría el final.
Si se encontrase en el final, sobrarían los medios.

En esas circustancias, el principio no importa.