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En todas partes hay cuentos. Incluso en este blog.
Pero el de hoy es uno japonés; es el cuento de Momotarō.
Había una vez una pareja de ancianos sin hijos que se encontraron un melocotón gigante que bajaba por el río, y del cual salió un niño; en un alarde de imaginación le llamaron Momotarō (momo = melocotón, taro = nombre con el que se define a un varón).
El niño era de pocas palabras, o más bien ninguna; hasta que un buen día, viendo que había unos demonios que aterrorizaban su pueblo, decidió hablar para expresar su opinión de ir a darles la del pulpo.
Por el camino se hizo amigo de un faisán, un perro y un mono, los cuales le ayudaron luego en su labor.
Y como es un cuento, vencieron a los demonios, estos no volvieron a molestar a la gente y encima les entregaron su tesoro.
Bobobo: …allí me ocuparé de acabar con Bola de Billar IV de una vez, y así podré dedicarme a mi pasión oculta: ver crecer las sequollas.
Don Patch & Tennosuke: ¿Queeee?
Don Patch: Entonces, ¿toda mi colección de fansubs recién bajados de la mula está equivocada?
(En hiragana: Bōbobo)
Tennosuke: ¿Así que no sale el chico azul y sus bichitos?
(En hiragana: Momotarū)
Beauty en off: ¡Que eso es de otra serie, tarugo!
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